MAGNAS/ LA REVISTA

Ciertamente dirigir en educación superior se ha tornado una función altamente compleja: ambientes inciertos; equipos diversos que demandan de sus directivos un liderazgo coherente y con propósito; usuarios impacientes y exigentes que no dudan en difundir su disconformidad en redes sociales, etc., y las instituciones educativas no son la excepción.

Una buena noticia es que cada vez más mujeres con carreras académicas destacadas están asumiendo cargos directivos. Sin embargo, en muchos casos no han tenido la posibilidad de formarse para ello, por lo que a poco andar comienzan a sentir el impacto de sus brechas en habilidades directivas, especialmente en las llamadas "habilidades blandas" o "soft skill", lo que suele eclipsar su aporte generando stress e insatisfacción.

La falta de tiempo y una escasa oferta de soluciones con metodologías adaptadas a su disponibilidad, que no comprometa el espacio de dedicación a la vida personal, hacen que se postergue la decisión de iniciar un proceso de desarrollo de habilidades directivas .

Partiremos siempre  de tus necesidades contingentes y propiciando ese escenario para desarrollar habilidades pertinentes para esa situación en particular, y cuyo aprendizaje podrás generalizar a futuro en otras situaciones similares, siguiendo tres fases para la apropiación de habilidades: andamiaje, mediación y autonomía.